Entrevista a Pepe

En el blog Yo Sí Que La Toco Y Me Voy hemos decidido ir un paso más allá y hemos optado por entrevistar a personajes famosos del panorama futbolístico actual. Desgraciadamente, al no tener el caché que tienen otros grandes periódicos deportivos, no podemos, así que nos conformamos con imaginar el resultado de la entrevista.

En esta ocasión nos reunimos para comer con el defensa central del Real Madrid, Pepe. Nos invita a comer a su gruta y al llegar nos lo encontramos comiendo algo que parece ser la pierna de una persona (aparentemente, la pierna con la que Ramos tiró el penalti) y a su Rotweiller mordiendo un hueso que más parece una tibia. En el terreno de juego parece agresivo y, fuera de él, lo es. El resultado fue una intensa entrevista.

P: Buenos días señor Pepe. Muchas gracias por invitarnos a comer a su casa. Veo que usted ya ha empezado. Que le aproveche.

R: Muchas gracias. Eso espero, porque buen género cómo éste es difícil de encontrar. Y encima es caro. Las carnicerías son las nuevas joyerías. Por favor sírvase.

P: Muchas gracias, pero vengo comido (mentira). Después no le negaré un café, si no le importa. Primero, lo siento por el resultado contra el Bayern, pero me gustaría empezar preguntándole qué es lo que siente defendiendo el escudo del Madrid y que valore los años que lleva en el club.

R: Mis años en el Madrid están siendo fantásticos. La afición me quiere, mis compañeros de equipo también, y las aficiones y equipos contrarios me respetan. He aprendido un montón, aunque todavía me queda mucho. Siento que puedo llegar a ser el mejor defensa del mundo. En cuanto a lo que siento cuando me pongo la camiseta, es muy difícil de describir. Siento cómo sube la adrenalina, cómo mis músculos se tensan y mi corazón se acelera. Y ya después, cuando estoy en el terreno de juego, sólo pienso en defender mi portería. (Se queda pensativo) Imagínese que está en un país en guerra. Imagínese que está en su casa y que entran unos soldados en ella. Lo que haría cualquier persona en esa situación de tensión es coger un cuchillo y agredir a los invasores. Eso es lo que siento yo cuando alguien se aproxima a mi área. Algunos me tildan de violento. Soy contundente pero noble.

P: Usted sigue la máxima de “o el jugador o el balón, las dos no”.

R: Ahí se equivoca. Yo prefiero que no haya ninguna de las dos. El balón no me interesa (ya ve los pelotazos sin sentido que le meto) y el jugador es el invasor. Hay que expulsarle y dejarle claro que no quieres que vuelva. No soy violento, sólo defiendo lo mío. Soy noble.

P: Cuando después de un partido ve sus imágenes “nobles”, ¿qué piensa?

R: En público me obligan a pedir perdón pero no me arrepiento de lo que hago. Hago lo posible para que el invasor no vuelva. Lo que hago está feo a la vista, pero más feo es perder.

P: Si no le importa, a partir de ahora cambiaremos la palabra invasor por rival. La primera suena un poco fuerte.

R: Lo intentaré.

P: ¿Cómo es su relación con los jugadores de la plantilla dentro y fuera del campo?

R: Fuera del campo somos muy amigos. Hacemos un montón de cosas juntos con las mujeres (yo no tengo, porque con esta cara tú me dirás) (Risas). Afortunadamente cobro mucho... Pero dentro del campo no tengo amigos. Ni siquiera mis compañeros de equipo. Y si no mira lo que le hice hace poco a Arbeloa. Todos son susceptibles de meter un gol en propia y de violar la portería que defiendo, por tanto son también inv… rivales.

P: Un pensamiento un tanto radical, ¿no?

R: Puede ser, pero gracias a eso ahora soy de los mejores del mundo. (Se quita un trozo de ligamento de entre los dientes con un machete). La labor de un defensa no es precisamente la de repartir caramelos y no puede presumir de que le desborden mucho. Hay que ser contundente, pero siempre desde la nobleza.

P: En los pasillos del Bernabéu se respira un ambiente de ambigüedad con su situación. No saben si conservarlo o venderlo. ¿Qué opina usted?

R: Yo estoy tranquilo. Sé que si me ponen en el mercado no me van a faltar novias: Manchester City, Chelsea, PSG, las FARC, Al-Qaeda, etc. No voy a engrosar la lista del paro. Me gustaría quedarme porque me encanta este club y porque todavía me quedan cuentas pendientes con Messi, porque hasta que no pueda contar con los dedos de su mano, no pienso parar. Pero si no me puedo quedar, me buscaré otro equipo.


P: ¿Qué es lo último que le ha dicho el presidente?
R: Hace tiempo ya... Me dijo que era la última que me pasaba, a la siguiente de patitas en la calle. Pero, ¿la última de qué? Ese hombre siempre deja las frases a medias y no me entero. Yo le dije que merecía cobrar más. Soy un buen chico. Y muy noble, que no sé si te lo he dicho.

P: ¿Qué piensa del Barça?

R: (Se empieza a poner rojo, venas hinchadas y ojos inyectados en sangre) Son unos sinvergüenzas. No paran de quejarse de los árbitros y son los que menos pueden protestar. Unos cuentistas y teatreros. Alguno podría estar en el circo, pero como animal. Son una vergüenza para el fútbol actual.

P: Ahora que ya parece encarrilada la Liga gracias a su victoria en Barcelona, ¿se conforma usted?

R: De ninguna manera. Nuestra victoria en Barcelona, no tenga reparos en decirlo, nos hace ser campeones. Jugamos mejor y a Messi “el Microbio” o como se diga, le anulamos. No hizo prácticamente nada en todo el partido, aunque acostumbra a masacrarnos. Yo normalmente, por si acaso, le hago un “regalito” en todos los partidos, a ver si así me deja en paz.

P: ¿Qué me puede decir del partido de vuelta contra el Bayern?

R: ¡Qué le voy a decir! Pues que fue una cagada. Fallar 3 de 4 penaltis es más difícil que meterlos. Durante los 20 primeros minutos dominamos y la prórroga fue nuestra. El resto... fue un bache provocado por el planteamiento cagado que tuvimos. Aún así, esta Champions puede ser catalogada de exitosa: hemos llegado a "semis" y no la va a ganar el Barça (risas).

P: Muchas gracias por su tiempo. ¡A ver si hay suerte y se consigue algún título más!

R: Muchas gracias. ¡Eso espero! Este año es el bueno.

En la foto original había un racimo de cabezas de bebé.
Fue retocada para no herir sensibilidades.